La diabetes canina, igual que la diabetes en personas, es una alteración del sistema endocrino del perro. Este sistema es el encargado de segregar las hormonas que regulan algunas de las funciones del cuerpo.
La diabetes es una enfermedad que ocurre cuando el organismo del perro no es capaz de producir insulina o bien de usarla correctamente. Esto hace que la mascota tenga niveles de azúcar en sangre demasiado altos, algo muy peligroso para la salud.
Lamentablemente, la creciente epidemia de diabetes no se limita a las personas; la diabetes mellitus también está aumentando entre los perros. Los investigadores estiman que uno de cada 200 perros desarrollará la enfermedad.
Tipos de diabetes canina
Aunque no existen definiciones universalmente aceptadas de diabetes canina, el Royal Veterinary College del Reino Unido identifica dos formas: diabetes por deficiencia de insulina (IDD) y diabetes por resistencia a la insulina (IRD). Ninguno coincide exactamente con ningún tipo de diabetes humana.
En la diabetes canina por deficiencia de insulina, un perro pierde células beta y ya no produce suficiente insulina para mantener los niveles de glucosa bajo control. Las causas incluyen defectos genéticos, inflamación del páncreas y ataque inmunológico (como en la diabetes tipo 1 humana).
En la diabetes canina resistente a la insulina, algo impide que la insulina del perro funcione correctamente. Ese “algo” puede ser el embarazo, una enfermedad endocrina o tratamiento con esteroides u hormonas similares a la progesterona.
Factores de riesgo de diabetes en perros
Varios factores aumentan el riesgo de que un perro desarrolle diabetes. Estos incluyen raza, edad, sexo, peso, dieta, infecciones por virus, inflamación del páncreas, inflamación crónica del intestino delgado, enfermedad de Cushing y uso prolongado de medicamentos similares a la progesterona o esteroides.
Un estudio publicado en el Veterinary Journal en 2003 examinó las tasas de diabetes en miles de perros y encontró que, en general, los perros de raza mixta eran más propensos a la diabetes que los de raza pura.
Las razas de perros más propensas a la diabetes incluyen al Australian Terrier, Schnauzer, Samoyedo, Fox Terrier, Keeshond, Bichon Frise, Finlandés, Spitz, Cairn Terrier, Miniature Poodle, Siberian Husky y Toy Poodle.
Las razas de perros menos propensas a esta enfermedad son: Boxer, Pastor Alemán, Pequinés, Collie, Shetland Sheepdog, Bulldog, Great Dane, Cocker Spaniel, Golden Retriever, Old English Sheepdog, Irish Setter y Doberman Pinscher.
Los síntomas de la diabetes canina
Algunos de ellos son muy visibles. Un perro diabético puede perder peso a pesar de comer más de lo habitual, debido a la pérdida de glucosa, una importante fuente de energía. Los signos son:
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El perro orina mucho y con mucha frecuencia
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El perro bebe más agua de la normal
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El perro come mucho más que antes, pero no engorda
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El can se muestra cansado y poco activo
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Formación de cataratas en los ojos y pérdida de visión. Las cataratas son la complicación más frecuente, y una de las más importantes, asociada a la diabetes en perros. Son irreversibles y pueden evolucionar con bastante rapidez. En la mayoría de los casos, las cataratas aparecen 5 o 6 meses después de haberse diagnosticado la enfermedad.
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Otros problemas: abdomen hinchado, vómitos y diarrea, crisis convulsivas.
Tratamiento de la diabetes canina
En general, el tratamiento para la diabetes canina comprende tres grandes ejes:
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Tratamiento farmacológico vía administración de insulina.
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Dieta adaptada. Debe basarse en una dieta de alta calidad proteica, equilibrada y adaptada a cada situación. Por ejemplo, si tu perro sufre obesidad, es importante que su dieta tenga un alto contenido en fibra y ejercicio moderado. Si por el contrario, tu perro está por debajo de su peso, es preferible que su dieta se base en alimentos de alta digestibilidad y con un aporte de energía extra para conseguir llegar a su peso ideal.
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Seguimiento constante.
Si tu perro es diabético toma en cuenta que te enfrentas a una enfermedad crónica, debes tener asesoría profesional, ser constante con el tratamiento y un estricto seguimiento con la dieta. Con ello mejorarás considerablemente la calidad de vida de tu perro.