Así se relacionan los seguros con los perros potencialmente peligrosos

El tema causa polémica, lo mismo para profesionales veterinarios, defensores de derechos de los animales y los canófilos: hay clasificación para las razas de perros peligrosos. También se usa la etiqueta “perros potencialmente peligrosos (PPP)” para referirse a estos. 

La clasificación ha surgido en la discusión pública a partir de la promulgación de la Ley de Bienestar Animal en España 

Son múltiples los tratados que aseguran que los animales de compañía se vuelven agresivos por el ambiente en el que se desarrollan, más que por las características de sus razas. Sin embargo, autoridades locales y sanitarias de diversos países ahora tienden a aceptar el término PPP y a dar algunas medidas administrativas para regular su tenencia.  

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Esto se debe a que algunas de las razas catalogadas con tendencias agresivas fueron diseñadas con esas características. Por ejemplo, los pit bull terrier fueron ideados para luchar con toros, por lo tanto, tienen una musculatura potente y una quijada invencible, que prensa violentamente a su presa. 

Dicho de otra forma, todos los ejemplares con características que pueden infligir lesiones graves –o incluso la muerte– a seres humanos u otros animales, son clasificadas como PPP.  A partir de esta definición, las listas de los perros peligrosos varían de un país a otro, basada en los récords locales, en donde, por ejemplo, pueden elegirse algunas razas como perros de pelea, de ataque o destinarse a otros fines violentos. 

Hay algunas razas que tienen presencia en la mayoría de estas especificaciones. Es el caso de todas las variedades pit-bull y varias de los mastines, así como de los rottweiler, fila brasileño, doberman y akita. 

¿Qué hay de los PPP en México? Una propuesta legislativa, hasta el momento. El diputado por el estado de Guerrero, Marco Antonio Cabada, presentó en 2019 una iniciativa frente al Congreso para regular la tenencia de los perros así catalogados. Por lo pronto, no ha habido un seguimiento al respecto. 

No es que se prohíba la tenencia de ejemplares considerados PPP sino que, dependiendo de cada normatividad, se sugieren prácticas de control y convivencia. En el primer caso se busca crear un padrón de propietarios con los datos de los animales a su cargo. Incluso se solicita la colocación de un chip para identificarlos plenamente. 

Ya en cuestiones de convivencia, se requiere el uso de bozal, por ejemplo. Y luego otras prácticas que, en realidad, aplican a todos, como el uso obligatorio de correa de paseo, adecuado para la talla del animal. 

En Colombia se ha propuesto no discriminar por raza canina, sino por comportamiento de cada individuo. Así, se considerará que un perro es de “manejo especial” si ha presentado episodios de agresiones a personas o animales o que ha sido entrenado con fines de defensa o ataque. 

Más allá de los enfoques legislativos, es importante notar que lo que se observa en todos los casos es la tenencia responsable, que comienza desde la elección del perro que se integrará a la familia y que, idealmente, debe ser compatible con el espacio con el que se cuenta, así como con las características de los miembros de su familia humana. Sin duda, un veterinario puede guiarnos en la tarea. 

Las normas de convivencia son las mismas para todos: paseos seguros, con correas adecuadas. Vacunación, nutrición y prácticas de higiene, tanto del animal como de los rastros que deja en sus espacios. 

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Dentro de este comportamiento podemos contar la adquisición de Medipet, un seguro que cubre aspectos de Responsabilidad Civil en la tenencia de perros y gatos, además de gastos médicos y funerarios para ellos.